La permacultura (cultura de lo permanente) fue teorizada en los años 70 por los australianos Bill Mollison (biólogo), y David Holmgren (ensayista). Sus principios se nutren de prácticas ancestrales y pensamiento moderno, y desde su conceptualización el concepto se nutre y es nutrido desde las ciencias biológicas, sociales y el arte, siempre desde el punto de vista de crear condiciones para la vida.
La Permacultura es el brazo práctico de un arte, cultura y ciencia del diseño para el desarrollo regenerativo. Es un método de gestión de la información que obtenemos al leer el paisaje, que permite hacer análisis, generar propuestas y tomar decisiones, incluyendo la mirada del lugar, en todas sus capas. La permacultura nos ofrece ver con nuevos ojos la realidad, desde nuevos principios, desde otro lenguaje, otra perspectiva. Poniendo a la naturaleza como modelo, nos lleva a ver cómo funciona la maravilla de la vida y cómo esa observación puede ayudarnos a redirigir nuestras intervenciones.
El método se puede aplicar en diferentes dimensiones. Tiene la gracia de la fractalidad y la replicabilidad, porque está basado en principios y no soluciones empaquetadas. La permacultura ofrece herramientas para pensar de forma regenerativa, y para asegurarnos de generar resultados regenerativos.
Adaptado de texto de Javiera Carrión.